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Es momento de solicitar la ayuda de un psicólogo

16 agosto, 2022

Educar es una travesía no exenta de obstáculos, los niños pasan por diferentes etapas y en este camino, algunos padres empiezan a preocuparse y se preguntan si el comportamiento de su hijo será normal cuando surgen dificultades. Es momento de solicitar la ayuda de un psicólogo

¿Es necesario acudir a un psicólogo infantil o será un problema del desarrollo que desaparecerá por sí solo?

Como regla general, debes pedir la ayuda de un psicólogo cuando los comportamientos de tu hijo se alejan demasiado de las conductas usuales de los niños de su edad.

Por ejemplo, cuando la mayoría de sus coetáneos ya domina el lenguaje y el niño aún balbucea, si no logra seguir el ritmo en el colegio o cuando muestra comportamientos que había dejado atrás y que son propios de etapas anteriores. Es momento de solicitar la ayuda de un psicólogo.

Debes acudir al psicólogo infantil cuando:

  • El niño muestra un cambio repentino que no logras explicar y le notas triste, apático o muy irritable.
  • Tiene problemas para relacionarse con sus coetáneos por lo que no tiene amigos, ya sea porque se comporta de manera violenta, porque es demasiado tímido o porque presenta un desinterés fuera de lo común.
  • Tiene miedo a estar solo y a menudo le cuesta trabajo conciliar el sueño. Presenta pesadillas o terrores nocturnos.
  • Exhibe comportamientos difíciles de manejar, como la desobediencia, la agresividad o un apego excesivo.
  • Tiene problemas en la escuela, le cuesta concentrarse, se aburre a menudo y se muestra demasiado intranquilo.
  • Presenta tics, obsesiones o trastornos físicos que no tienen una causa médica, como dolores de cabeza, problemas dermatológicos y/o vómitos.
  • Sientas que no puedes manejar la situación y tienes la sensación de estar al límite, sin saber qué hacer.
  • Sufre acoso escolar.

Es importante aclarar que no siempre es necesario trabajar con el niño directamente, sino que en muchas ocasiones la intervención del psicólogo se dirige a orientar a los padres.  Al hacer cambios en las pautas de educación y sentirse más seguros a la hora de actuar obtienen una respuesta favorable en el niño.

Prevenir siempre es mejor que lamentar

Para acudir a un psicólogo no siempre es necesario esperar a que aparezca el problema. En ocasiones es conveniente pedir ayuda cuando sabemos que el niño tiene que enfrentar un cambio importante que lo puede desestabilizar, como es el caso de un divorcio, la muerte de una persona allegada o un cambio de ciudad. 

Es momento de solicitar la ayuda de un psicólogo, pero antes de pedir ayuda especializada

  • Conversa con tu pareja o con el cuidador ya que en ocasiones los comportamientos que el niño exhibe contigo no los muestra con otras personas. En estos casos la causa puede ser la necesidad de llamar la atención o la utilización de pautas educativas inadecuadas.  
  • Habla con la familia y/o la escuela pues son fuentes de información muy útiles que te pueden dar pistas sobre lo que está sucediendo. No es extraño que los abuelos recuerden a un pariente que se comportaba de la misma manera o que la maestra te indique un problema con los compañeros de clase que puede estar afectando al niño.

Las diferencias no siempre implican un trastorno 

Antes de desesperarse, es importante tener en cuenta que los niños atraviesan por diferentes fases críticas a lo largo de su desarrollo. Por ejemplo, entre los 2-3 años muchos pequeños viven una etapa de negativismo y responden con rabietas cuando no satisfacen sus deseos. Con las normas adecuadas y mucha paciencia, esta fase se supera sin mayores complicaciones.

De hecho, en el ámbito de la psicología se hace referencia al concepto de “desarrollo esperado” para indicar todos aquellos comportamientos y habilidades que son propias de cada edad. Por tanto, las conductas que podrían catalogarse como normales para un pequeño de 3 años, dejan de serlo para uno de 5 años. 

Además, no se debe olvidar que la edad del niño está determinada por las características de su sistema nervioso, que no es lo suficientemente maduro hasta alrededor de los 7 años.
Antes de esta edad, es normal que tenga problemas para concentrar su atención durante mucho tiempo, no recordar ciertos comandos y tener que controlar su comportamiento cuando está muy emocionado.

También deben tenerse en cuenta las características de personalidad del pequeño .
El hecho de que un niño se comporte de manera diferente, quizás porque está más agitado o más introvertido, no significa que tenga un trastorno sino solo que tiene un carácter.

En otros casos, el problema no es con los padres, ya sea porque tienen altas expectativas y exigen demasiado de él, o porque son tan sobreprotectores que no le permiten desarrollar habilidades.

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